La epidermis es la capa externa de la piel, en contacto con el mundo exterior. La epidermis es una capa de piel delgada (entre 0’03 mm y 0’05 mm de grosor), en comparación con el grosor que tiene la dermis.
Pese a ser una capa de piel delgada, la dermis tiene una dureza extraordinaria y es capaz de sufrir «agresiones» por parte del entorno con mucha resistencia a los daños. La dermis nos mantiene en contacto con el mundo exterior y es muy resistente al desgaste, al viento, el polvo, las rozaduras, los golpes..además de poseer una gran capacidad regenerativa constante.
Por otra parte, aunque la piel es dura y resistente, también es muy elástica y capaz de variar de tamaño adaptándose a las circunstancias (variaciones de peso, inflamaciones..).
La piel del ser humano alberga millones de poros, que regulando su apertura, controlan el flujo de temperatura del organismo.
La epidermis se compone de tres tipos de células:
Tanto las células escamosas como las células basales son queratinocitos en diferentes fases de maduración. A medida que los queratinocitos se dividen, ascienden hacia las capas epidérmicas más superficiales y cuando alcanzan la capa exterior (capa córnea de la piel) se desprenden de nuestro organismo, en un proceso de renovación epidérmica llamado descamación. El proceso completo de renovación cutánea dura aproximadamente dos meses y en circunstancias normales pasa totalmente desapercibido (excepto en procesos anómalos de piel seca como eccema, caspa, brote atópico..).