Pocos conceptos hay tan extensos dentro del mundo de los problemas dermatológicos como el de piel sensible. Diferentes estudios, incluido algunos informes procedentes de la propia OMS, aseguran que el 65% de la población mundial, en algún momento de su vida ha padecido, o padece este problema.
Este dato hace que sea muy importante tener una información concreta y que aborde de un modo sencillo y claro algunos conceptos, como su definición, sus síntomas o su tratamiento, que por desgracia no siempre son del dominio de los afectados con todo lo que ello implica en su calidad de vida.
Es una dolencia de la dermis a partir de la cual ésta se vuelve extremadamente sensible a cualquier tipo de alteración. Entre estas alteraciones podemos encontrarnos con muchos tipos, los cuales, pueden ir desde el contacto con un animal domésticos, un cambio de temperatura o incluso la ingesta de algún alimento.
El conjunto de signos que presenta la piel sensible está muy bien definido. Esto permite, tanto a las personas que lo padecen como a los especialistas, poder determinar de una manera cómoda y sencilla, que están ante este problema y no ante otro reduciendo, como no podía ser de otro modo, los tiempos en los que se comienza a aplicar un tratamiento efectivo. Entre ellos podemos destacar los siguientes.
Los tratamientos para este problema siempre están basados en cremas o lociones que restituyan la hidratación natural de la piel y, en algunos casos más graves, en aplicar lociones con algún contenido en corticoides.
Sin embargo, los especialistas siempre recomiendan seguir una serie de pautas que permita al paciente prevenir los brotes que puede padecer.